El taller
En 1998 Decastelli diseñó su casa-taller en el barrio de Colegiales.
En consonancia con su obra, se caracteriza por la austeridad de
los materiales utilizados y la pureza de las formas. Plantada
en una superficie de 320 m2, tiene tres plantas con patios, jardín
y terrazas, orientados según el recorrido del sol. Una línea recta
–que se quiebra formando el núcleo de la casa– rige la composición
de la planta, integrando volúmenes y espacios interiores y exteriores
comunicados a través de grandes aberturas.
Los cielorrasos son de hormigón a la vista con encofrado cepillado;
los pisos, de cemento alisado gris; las terminaciones, de revoque
fino en los interiores y revestimiento color cartón en los exteriores.
Todos los materiales funcionan como unificadores; varía en algunos
casos su acabado, como el pórfido, que se usa pulido en las mesadas,
en placas en los revestimientos de los baños y en adoquines en
los pasillos exteriores.
El taller , con un sector de doble altura, se constituye en un
todo con el resto de la casa y al mismo tiempo se diferencia,
permitiendo una fluida interacción. Este espacio de enorme ascetismo
–una mesa, algunos bancos, planchas de cartón, herramientas– es
el escenario y el contenedor de su trabajo en soledad, o en compañía
de algún asistente, cuando la realización de la obra lo requiere.
Es también, una vez a la semana, el lugar de encuentro con sus
alumnos. M.T.